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sábado, 7 de marzo de 2015

Trabajo individual: La guerra de trincheras y las trincheras.

ÍNDICE

1. La guerra de trincheras

2.Las trincheras

3.Condiciones de vida
  3.1 El barro
  3.2 El frío
    3.2.1 "El pie de trinchera"
  3.3 Ratas y piojos
  3.4 El sufrimiento mental

4. Armas utilizadas

5.Las mujeres en las trincheras

6.Relato de los soldados y vídeo

7.Fuentes

1. LA GUERRA DE TRINCHERAS

La guerra de trincheras es una forma de hacer la guerra, en la cual los ejércitos combatientes mantienen líneas estáticas de fortificaciones cavadas en el suelo y denominadas trincheras. La guerra de trincheras surgió a partir de una revolución en las armas de fuego. Hubo períodos de guerra de trincheras en la guerra de Secesión (1861-1865) y en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, pero llegó a su punto máximo de brutalidad y mortalidad en el Frente Occidental de la Primera Guerra Mundial. Estos huecos eran cavados a 1 o 2 metros de profundidad y se conectaban con otros para mayor movilidad de los bloques de combate.

2. LAS TRINCHERAS

Una trinchera es un agujero excavado en la tierra, que sirve para proteger el avance de las tropas. Detrás de las trincheras de primera línea, se encontraban las trincheras cubiertas, que servían para proteger en caso de que el enemigo atacara la primera. También existían trincheras de apoyo, que contaban con refugios subterráneos, donde descansaban los soldados que no estaban luchando.

Los suministros, alimentos y tropas de reemplazo eran llevados a través de una red de trincheras de reserva y comunicaciones. La zona que se hallaba entre las trincheras de ambos bandos recibía el nombre de “tierra de nadie”, un territorio muy peligroso, ya que solía estar cubierto de alambradas y se podía pasar a ser un blanco fácil para el enemigo.


Las trincheras nunca eran rectas, sino que se cavaban en un esquema dentado, que convertía la línea en segmentos conectados por traviesas. Esto implica que un soldado nunca podía ver más de 10 metros aproximadamente a lo largo de la trinchera. Con ello el enemigo no podría enfilar la trinchera completa si lograba ganar acceso a algún punto y, si caía una bomba en alguna trinchera la metralla o shrapnel no podría llegar muy lejos.

El lado de la trinchera que miraba al enemigo se denominaba el parapeto, y tenía un escalón de fuego. El lado trasero de la trinchera se denominaba el parados, que protegía la espalda del soldado de la fragmentación de las bombas que caían detrás de la trinchera. Si el enemigo conquistaba la trinchera, entonces los parados se convertían en su parapeto. Los laterales de la trinchera se recubrían con sacos de arena, astillas y trozos de madera y alambre. El suelo normalmente se recubría con planchas de madera.

Para permitir a un soldado ver fuera de la trinchera sin exponer su cabeza, se creaba un agujero en el parapeto. Podía ser simplemente un hueco entre las bolsas de arena o podía estar protegido por una plancha de acero. La otra forma de observar desde una trinchera era mediante un periscopio. Su formas más sencilla era un tubo hueco con dos ángulos de espejos en las partes superior e inferior.
                                                                 


3. CONDICIONES DE VIDA

Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, los soldados creyeron que terminaría rápido. Muchos pensaron que estarían de regreso en casa para Navidad. Sin embargo, la guerra duró cuatro años y hubo muy poco movimiento en las trincheras, donde las enfermedades y la desnutrición estaban fuera de control.

Se suponía que debía ser la guerra que pusiera fin a todas las guerras, pero en realidad fue la primera guerra moderna que implementaría enormemente la carnicería en los campos de batalla.

La guerra de trincheras fue muy dura para los soldados de ambos bandos. La falta de alimentos, el frío, el barro, la plaga de ratas y piojos, entre muchos otros factores, hicieron de sus vidas miserables.

 La guerra se alargada cada vez más y parecía interminable. Los soldados debieron seguir soportando las duras condiciones en que vivían.

3.1 El barro

El mal tiempo fue la maldición de las trincheras. Una simple lluvia podía transformar todo en un mar de lodo. La situación de los soldados empeoraba, se dificultaba el movimiento y las trincheras se llenaban de barro.



3.2 El frío

Después del barro, la segunda maldición fue el frío. El invierno fue extremadamente duro, con temperaturas cerca de los -20 grados. Era casi imposible moverse en las trincheras. No se podía hacer fuego y los que vigilaban de noche sufrían un verdadero martirio. Como resultado de estar expuestos largos períodos en la humedad y el frío, los hombres adquirieron el llamado “pie de trinchera”, azules y sin vida, propensos a sufrir gangrena.





3.2.1 "El pie de trincheras"

El “pie de trinchera” es una condición médica causada por la exposición prolongada de los pies a la humedad, falta de higiene y las condiciones del frío. Los pies afectados pueden presentar entumecimiento, afectada por eritrosis o cianosis como resultado de suministro vascular pobres, y los pies pueden comenzar a tener olor a descomposición. A medida que la condición empeora la necrosis, los pies pueden comenzar a hincharse. El “pie de trincheras” avanzado a menudo implica ampollas y llagas abiertas, que conducen a las infecciones por hongos, lo que a veces se llama úlcera tropical. Si no se trata, el “pie de trinchera” por lo general resulta en la gangrena, que puede causar la necesidad de la amputación. Si se trata correctamente, la recuperación completa es normal, a pesar de que está marcada por el dolor severo a corto plazo cuando se recupere la sensibilidad.



3.3 Ratas y piojos

Una multitud de ratas circulaba por las trincheras, atacando las escasas provisiones que tenían, además de los cadáveres de los soldados ya muertos en la guerra. No podían dormir, ya que incluso se atrevían a meterse bajo sus gorras si escondían allí comida.
La higiene en las trincheras dejaba mucho que desear y todos tenían piojos. Eran cientos, en cualquier parte del cuerpo y pasaron a ser una excelente cura para el aburrimiento.



3.4 El sufrimiento mental

La vida en las trincheras fue debilitante en muchos aspectos, no solo físico, sino también en lo mental. Era aburrida y se tenía miedo a la muerte. Cada día moría gente, los soldados estaban a menudo cara a cara con la muerte. A veces los cadáveres se descomponían frente a las trincheras. La falta de sueño y la impotencia desmoralizaban las tropas. Los soldados se sentían miserables, deprimidos, agotados y sin ánimos para vivir. Muchos cayeron en desordenes mentales, especialmente durante los últimos años de guerra.



4. ARMAS UTILIZADAS

Las ametralladoras son posiblemente las armas más características de la guerra de trincheras, con la imagen de oleadas de infantería siendo abatidas por ráfagas de balas.

El soldado de infantería común tenía cuatro armas a su disposición en las trincheras: el fusil, la bayoneta, la escopeta y la granada.

La artillería dominaba el campo de batalla en la guerra de trincheras, del mismo modo que la fuerza aérea domina la guerra moderna.

El gas lacrimógeno lo emplearon por primera vez en agosto de 1914, pero solo servía para dejar al enemigo momentáneamente fuera de combate.

La finalidad principal de las aeronaves en la guerra de trincheras era el reconocimiento y la observación de la artillería. El papel de los cazas era proteger a las aeronaves de reconocimiento amigas y destruir las enemigas, o al menos impedirles la libertad de movimientos.

Los alemanes utilizaron lanzallamas durante la guerra, pero dado que la tecnología estaba en sus comienzos, su valor era sobre todo psicológico. Cuando se desarrolló más la guerra se usaron los aviones con misiles con aletas para que cayeran en punta.



5. LAS MUJERES EN LAS TRINCHERAS

“La mujer, como parte de la población civil y obviada en cualquier decisión, resulta ser, sobre todo, víctima y, por lo general, son ellas las que calladamente, en períodos de guerra, han garantizado la supervivencia de su familia e incluso, de su comunidad”, explican en el estudio el Instituto Henry Dunant.

Esta guerra movilizó a unos 65 millones de soldados entre todos los contendientes, provocó que la retaguardia quedara huérfana de mano de obra y hubo que recurrir a la mujer para mantener la producción.

Como ejemplo, la investigación recalca que 430.000 francesas y 800.000 británicas pasaron de ser amas de casa a obreras asalariadas e incluso, muchas de ellas forman parte de la propia guerra.
“En Alemania, sin participar directamente en las unidades de combate, contribuyeron en las actividades de la guerra, trabajando en las fábricas de armamentos y desarrollando diversas tareas cerca del frente de batalla: avituallamiento, depósito de municiones... Poco antes de terminar la guerra, casi 68.000 mujeres reemplazaron a los hombres que estaban en el frente” ,aseguran.

Según el instituto, “las mujeres demostraron que podían tener roles totalmente nuevos. Antes de esta gran guerra se hablaba de que las mujeres no podían desenvolver los mismos trabajos por diferencias físicas y psicológicas, y eso afortunadamente se rompió”.



6. RELATOS DE LOS SOLDADOS

La primera carta es del sargento Harry Roberts, Fusilero de Lancashire, os mostraré un pequeño fragmento donde hablaba sobre el dolor que se siente con “el pie de trincheras”.

“Si nunca te han descrito cómo es el pie de trinchera, lo haré yo. El pie se te hincha dos o tres veces más que su tamaño normal y se vuelve completamente inerte. Puedes clavarle una bayoneta y no sentirás nada. Si eres lo suficientemente afortunado como para no perder el pie y que la inflamación vaya remitiendo, es cuando comienza la más indescriptible de las agonías. He escuchado como los hombres lloraban y gritaban de dolor, y muchos han tenido que ver cómo les amputaban sus pies y sus piernas. Yo fui uno de los afortunados, pero un día más en las trincheras y puede que hubiese sido demasiado tarde."


El segundo fragmento es extraído de un libro. Este es narrado por Edward O. Mousley, también soldado.

“Hasta las situaciones más peligrosas se vuelven cotidianas y los días parecen pasar sin comportar nada de la constante proximidad de la muerte. Pero incluso esa idea, por muy notable que pudiera resultar en un principio, acabamos reprimiéndola, ya que es un elemento que de tan omnipresente se vuelve insulso. Tengo la firme convicción de que es posible cansarse de un sentimiento. No se puede ir por ahí con miedo a morir indefinidamente o mantener un interés por la inminencia de la muerte sustentado en los escalofríos. La psique se harta y lo aparta a un lado. Yo he visto caer abatido a un hombre que estaba a mi vera mientras yo, sin inmutarme, seguí señalizando las instrucciones para dirigir el fuego. ¿Es que soy insensible?”

Estos pequeños fragmentos os ayudarán a entender un poco más la vida en las trincheras.
Desde mi punto de vista, leer los relatos contados por los soldados nos ayuda de manera clara y fácil a saber su día a día. Nadie de nosotros sabe lo que es vivir durante cuatro años en un sitio como las trincheras, con todas las complicaciones que había y lo difícil que podía llegar a ser. Es espeluznante pararse a pensar las terribles cosas por las que han tenido que pasar.


Finalmente dejo el link de un vídeo, que es una pequeña parte de una película de la guerra de las trincheras. Donde se demuestra lo afectados psicológicamente los soldados que estaban en las trincheras.


7. FUENTES














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